Visitas

jueves, 26 de septiembre de 2013

Tu cabeza...

Empiezo a escribir sin saber exactamente qué saldrá de estas líneas. 

Tu cabeza te está jugando una mala pasada. No te permite concentrarte en lo que debes, tan solo te está evocando pensamientos que te crean malestar. Y ese pensamiento se va haciendo más grande, hasta que el dolor se hace tan insoportable, que saltas a otro pensamiento, evitando el anterior. Empezando con otro que, otra vez más, va evolucionando en un pensamiento cada vez más complejo y doloroso. Y vuelves a saltar a otro tema. Cada tema que sacas para analizar, se va volviendo oscuro y complejo a medida que reflexionas sobre él. Y esto no se para. 

Continúa, continúa y continúa. Devorándote cualquier resquicio de felicidad que puedas alentar dentro de ti. Estás perdido, has caído en una espiral negra que te lleva a un pozo sin fondo. 

Estás experimentando la ansiedad en estado puro. 

Y agonizas. Agonizas sin escuchar las maravillosas palabras de la gente que está luchando para animarte. Porque tú, en este momento, no ves ningún tipo de solución posible. Tan solo quieres arrancarte esta oscuridad dentro de ti y no sabes exactamente cómo hacerlo: si gritar sin tapujos o si llorar como una magdalena. No te estás dando cuenta de que la ansiedad te la estás creando tú mismo y que te estás autodestruyendo. 

Una persona que aprecio mucho dice que tan sólo cayendo en el abismo, es decir, tocando fondo, es cuándo realmente una persona puede emprender el vuelo y reinventarse a sí misma. Y la pregunta es: ¿cuál es el precio de hundirse y volver a reflotar? 

Lo único que se puede tener claro es que el postmodernismo está saliendo muy caro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario