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miércoles, 29 de septiembre de 2010

Algo tan absurdo...


Algo tan absurdo como SUSPIRAR.
Hoy, durante todo el día, no he dejado de suspirar. Ya no recuerdo cuantas veces ha salido inconscientemente un suspiro de dentro de mí. Algo tan básico como la acumulación de tristeza, ilusiones y decepciones acumuladas en un solo gesto. Esa aglomeración busca la salida al exterior expresándose mediante eso: un simple suspiro.
Espontáneamente, así surgen. Sin que me pare a reflexionar sobre ello, sin que conscientemente sienta algún tipo de tristeza en ese preciso instante. Simplemente busca su exteririozación, sorprendiéndome a mí misma.
Hoy, durante todo el día, no he dejado de suspirar.
Mi vida ha tenido muchísimo sentido, muchísima actividad durante estas últimas semanas. Me atrevería a decir que una actividad bastante frenética, que pocas personas pueden aguantar (posiblemente dentro de unos años incluso yo misma desista). He sido muy FELIZ durante todo este verano, especialmente estas últimas semanas. Incluso recordándolo, derrocho alegría. Vivir al límite, sin preocupaciones, sólo disfrutando de cada instante y arriesgándome hasta el final. La mayoría me tacharían de loca, yo me conformo con definirme soñadora, una aventurera improvisada. De aquellas que no se conforman con nada, exigente con la rutina y modificándola a su antojo.
Posiblemente esta tristeza que me presiona el pecho desaparezca, gracias a la actividad del día a día. La transición de etapas es dura porque sólo se ve lo que se deja atrás, sin visualizar el futuro y, lo peor de todo, es que nos ciega el presente. Guardaré mi luto hasta que los recuerdos sean cada vez más lejanos, hasta que no sean de aquellos que sucedieron anteayer. De lo que sí que estoy segura es que serán más leves pero difícilmente desaparecerán y siempre trazaran una sonrisa en mi rostro. Pero algo que no voy a permitir que pase es que la rutina me coma por dentro, porque sé que si un día está agria yo le deberé poner azúcar para endulzarla y, si un día está amarga yo le intentaré poner sal para sazonarla. Significa, pues, que debo afrontar esta etapa con ilusión intentando superar la que dejo atrás. Es razonable que hoy no pueda parar de suspirar. No hay problema.
Mañana será otro día, mañana trazaré otro objetivo, mañana me superaré a mi misma, sin olvidar lo magnífica que puede ser esta ruleta rusa llamada vida.