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miércoles, 28 de noviembre de 2012

"Juventud, divino tesoro"

Recuerdo cuando era aún una niña y estaba a puertas de la adolescencia haber leído en la portada del dominical de un periódico de tira nacional un artículo que me llamó mucho la atención. Hablaba de un concepto del que a esa edad, sinceramente, no tenía ni la más remota idea; hablaba ni más ni menos que del Mileurismo. El artículo explicaba la realidad en la que vivían los adolescentes de la época, me atrevo a decir que era rozando el 2000, cuando la sociedad española se empezaba a concienciar de que recién salido del horno universitario el destino de los jóvenes era aspirar, simple y llanamente, a ganar 1.000€. En ese entonces, ya se describían las penurias por las que se pasaban.
Señoras y señores, voy a contarles mi realidad. Mi realidad (y la de todos mis compañeros de generación) es aún más triste si cabe. Soñar con ganar 1.000€ al mes, es rozar la utopía, es llegar prácticamente al orgasmo salarial. Porque hoy en día, el mejor pronóstico que tenemos es el poder trabajar al acabar la carrera; pero no nos pensemos que con un contrato decente… sino nada más y nada menos que con un contracto de “prácticas” (llámese también “explotación-juvenil-a-un-módico-precio) realizando actividades que realmente no sacian la ambición de nuestra alma y a los que encima hay que sonreír y dar las gracias ante las injusticias que vivimos (porque por lo menos, se cobra una cantidad a fin de mes teniendo en cuenta cómo está la situación laboral del país)
Para empezar, estamos en una sociedad en la que se tiene el concepto de que estudiar más, nos hace  más honrados. Primera gran equivocación. El ser académico, se lleva en la sangre, es aquel que se desvive por el estudio de la ciencia y que disfruta del mismo. Llenar las universidades españolas con alumnos, porque simplemente estudiar una carrera otorga otro estatus de categoría social, es una gran equivocación debida a la respuesta de la carencia de generaciones anteriores y de lo poco accesible que fue antaño.
Además tenemos una gran cantidad de jóvenes con gran capacidad, estudios y conocimientos a los que si se quedan a trabajar en España y encuentran trabajo explotamos y mal pagamos. A estos jóvenes se les destruye la ilusión, la capacidad de trazar objetivos de futuro y las ambiciones por seguir estudiando (porqué dígame usted, quién tiene la fuerza de voluntad y ganas para ser capaz de ahorrar con un salario tan bajo con el objetivo de aumentar sus estudios, al saber que la realidad es tan patética y por mucho que estudie más su situación laboral, difícilmente llegará a mejorar y seguirá siendo el becario de turno). Dándoles la bienvenida al mundo laboral con una gran patada a sabor de la cruel realidad. Por otro lado, están todos aquellos que con estudios superiores deciden irse al extranjero. Aquel que tiene las agallas para irse al extranjero, más le vale que tenga un gran conocimiento del idioma del país de destino. Porque lo que se encontrará allí es algo aún más triste: el experimentar con todas las letras qué significa ser inmigrante. Y sin un gran nivel del idioma, el trabajo que se encontrará allí es aún más triste que el del becario. Sólo aquellos que se van con un gran nivel de idioma y tienen los estudios superiores demandados por los países con crecimiento económico a día de hoy, son aquellos que tienen éxito. Una gran lástima, porque son unos pocos. Y aquellos que están aprendiendo el idioma, luchan para labrarse un futuro laboral exitoso. Pero al fin y al cabo, todos forman parte de esa gran fuga de cerebros que, clarísimamente, dañará muchísimo más la gran fractura de nuestro país tanto a corto como a largo plazo.
Si ya era triste aceptar el Mileurismo, ahora aprendemos a contentarnos con la mitad. Hay que luchar por diferenciarnos los unos de otros y destacar en algún ámbito, para poder conseguir un contrato. Porque aquí el que el concepto de “calentar la silla” vale muchísimo más que aceptar la limitación de las horas productivas de la persona.
Está claro que vienen curvas y hay que agarrarse a cualquier esperanza como si de un palo ardiente se tratara. Pero lo que también está claro es que hay que ponerse las pilas y cambiar muchísimos aspectos de la sociedad que está apilonada sobre complejos.
Porque vivimos en un país en el que las palabras de Rubén Darío que decían “Juventud, divino tesoro”, forman parte de la utopía y del pasado. Entonces díganme ustedes cómo afrontar el futuro. 

martes, 9 de octubre de 2012

Barcelona, un año más tarde...


Incluso madrugando a horas intempestivas, paseando por sus calles aún oscuras pero manteniendo su encanto, Barcelona te roba el alma. 
Volver a ella supone un popurrí de emociones, un ritmo frenético durante un corto lapso de tiempo. 
Cada rincón incluso cada esquina del monomático Eixample está plagado de sentimiento. De cargas explosivas de imágenes, conversaciones e instantáneas que te recorren el cuerpo como si de una vivencia presente se tratara. Escalofríos y sonrisas, por igual. La piel erizada al tempo con mis pasos. Y todo esto sin salir de mi mente. Sin tan siquiera compartirlo.

Y es que ya ha pasado más de un año desde que me marchara sin llaves de la condal, aprendiendo una lección muy importante. No necesito el metal para tener llave en Barcelona. La llave sois todos y cada uno de vosotros. El motivo por el cual aún sin haberme ido, ya pienso en una nueva fecha para volver. Alimentando este lazo inquebrantable que me une como cual cordón umbilical a Barcelona. Y es complicado comprender el porqué de su efecto tan impactante.  

Y como  un músico ensayando mentalmente la próxima  a orquestar, vuelvo a la nueva realidad que me he construido. Suerte, que ésta se ubica a tan sólo un salto de la Condal. Dudo que haya sido casualidad!

jueves, 27 de septiembre de 2012

Días lluviosos


Beber la primera taza de té, sacar una chaqueta, ponerse zapatos cerrados y vernos obligados a utilizar el paraguas… son los primeros síntomas de que ya está aquí. Tanto si te gusta como si no, no tienes otra opción que resignarte. Los días cada vez son más oscuros. No lo dudes, el otoño está aquí. ¡Qué placer el poder saborear las 4 estaciones del año!

Y ahora afincada temporalmente en Mallorca, me doy cuenta de cuán diferente puedo vivir los días de lluvia en las diferentes ciudades que he habitado.


Llueve en Barcelona, sinónimo de stress. Esperemos que te haya pillado antes de salir de casa para que hayas podido prepararte para afrontar el día lluvioso. Pero no te preocupes que en caso contrario, al caer la primera gota de lluvia ya están instalados en todas las bocas de metro los vendedores ambulantes con un surtido inmenso de paraguas a unos precios muy asequibles. También hay que tener en cuenta que se vive en dimensiones diferentes: a pie de calle y la subterránea. Un día de lluvia en Barcelona es realmente agotador.

Llueve en Magdeburg, tormenta a la alemana. Prepara los cinco sentidos: vas a ser testigo de una gran actuación protagonizada por la orquesta de la Naturaleza. Espectáculo de color, de intensa lluvia y de relámpagos que dividen el cielo. Y si tienes suerte y no hace frío, podrás bailar y saltar debajo del agua. Una auténtica gozada.

Llueve en Mallorca, comodidades al alcance de la mano. Simplemente hay que conducir con cuidado, llevar el paraguas enorme en el coche y hacer acrobacias para no empaparse por los grandes charcos de agua. Y empezar a pensar en planes que no supongan mar y playa.


¿Grandes diferencias? Al fin y al cabo, siempre encuentras un refugio donde protegerte de la lluvia. Aunque pensándolo mejor… ¿seguro que queremos refugiarnos?

jueves, 21 de junio de 2012

Ironías de la vida

La primera vez supone encontrarse en el abismo pero también una inyección de adrenalina. Cuando se empiezan a escribir las líneas de una nueva relación de pareja, el primer “Te quiero” supone un capítulo entero del libro. Desnudarse emocionalmente delante del otro, expresar con dos simples palabras lo que grita el cuerpo. Por eso es tan difícil. Sobre todo, al no saber la reacción que se obtendrá. La reacción puede suponer la continuación o el final del libro. Tampoco olvidemos la comidilla que surgirá que en el círculo de amistades, la pronunciación de la frase culminante.

Una vez, todo encaja. Él la quiere y ella le quiere, maravilloso. Entonces la cantidad de “Te quieros” que se entonarán vía verbal, escrita y corporal serán sucesivas. Porque el amor, en eso consiste, en la expresión del sentimiento máximo.

Por qué con nuestra pareja somos capaces de expresar en tantas ocasiones distintas el amor que sentimos y no también hacía el resto de personas que queremos? Por qué no somos cariñosos con todos aquellos que nos apoyan y comparten el día a día con nosotros? Por qué no demostramos un poco más cuánto valoramos a las personas? Por qué nos protegemos tanto del cariño?

miércoles, 25 de abril de 2012

Evasión

Un cuaderno, boli, pañuelos y las llaves. En momentos como este no se necesita nada más. La música a todo volumen, las ventanas abiertas y si es de noche muchísimo mejor. El viento haciendo volar la melena. Creer que eres tú quien conduce pero darse cuenta de que, en realidad, es el coche quien guía. Limitarse a dejarse llevar. A dar diez mil vueltas a una glorieta, trazar destinos sin sentido, escuchar el latido del corazón. 
Sentir la velocidad dictada por los pies, sentir la libertad anhelada. 
Conducir, conducir, conducir sin parar. Para acabar aparcando en algún lugar remoto con unas vistas privilegiadas. Porque si algo es importante es poder abrir tu alma en compañía de una imagen idílica. 
Son esos momentos en los que te encuentras a ti misma. En los que las líneas brotan sin necesidad de ser invocadas. Lo único que intentas es calmar la tristeza, frenar la ansiedad que te come por dentro, gritar a los cuatros vientos el dolor que sientes, intentar despedir el miedo demoledor en que se ha convertido tu sombra, analizar la poca fuerza que te queda. Las lágrimas, las  paranoias y reflexiones son el copiloto del viaje. 
Dibujar un futuro diferente, trazar las líneas de la situación ideal, solucionar los problemas...simple y llanamente: evadirse.
Puede que si cierras los ojos y lo deseas con mucha fuerza... acabes apareciendo en el coche...

miércoles, 11 de abril de 2012

Labios silenciosos


Era la última vez... Era la última vez que iban a mirarse fijamente en mucho tiempo. Era la última vez que iban a tocarse en mucho tiempo. Era la última vez que iban a olerse en mucho tiempo. Era la última vez que iban a entrelazar sus cuerpos en mucho tiempo. Era la última vez y, ambos, eran plenamente conscientes de ello. Ése era el detalle que lo hacía aún más evidente y se clavaba entre sus vértebras, produciéndoles una atmósfera de fogoso amor y una niebla densa de dolor en la habitación.




El único testigo presente: las cuatro paredes que delimitaban el territorio de la habitación. Las mismas paredes que se habían sonrojado la primera vez que se besaron con tanta pasión, que sufrían cuando discutían, que casi desvanecen al oír el primer “Te quiero” susurrado…


Los labios totalmente silenciosos. Sus cuerpos hablaban, transmitiendo todo aquello que debían decirse. Los secretos que habían callado, en un solo acto salían a la luz. Las largas piernas de ella que, se entreveían entre las trasparencias de las medias, le erizaban la piel a él. La sutil manera de susurrarle al oído cuánto la deseaba, le erizaba la piel a ella. El tacto de sus pieles, les hacían enloquecer. Enloquecían juntos. Se anhelaban juntos. Ansiaban con tanta fuerza detener el tiempo que… lo consiguieron.


Todo había empezado de una manera muy apasionada pero sutil. Compartiendo instantes, negándose lo evidente, riéndose de los comentarios ajenos que promulgaban su historia. No querían llegar al punto en el que se hallaban, lo habían evitado por todos los medios. Hasta el instante en que juntaron sus labios convirtiéndolos en uno solo...



lunes, 13 de febrero de 2012

Combinaciones

Son una mala combinación. En esta vida existen todo tipo de combinaciones: las perfectamente solubles (que en un tris tras ya están mezcladas y son poco reconocibles las partes originales, pues ya son un nuevo producto totalmente diferente), las que tardan en mezclarse pero que finalmente acaban cuajando y, las imposibles. Las imposibles consisten en la incapacidad de disolución de los elementos que lo componen. No importa de dónde provengan los elementos, no importa cuánto sentimiento exista entre las dos partes, tampoco la la fuerza centrífuga que les atrae como a dos polos opuestos… Lo único que importa es que no cuajan. Son como el aceite y el agua. No lo intentes, no desgastes tus fuerzas, nunca van a convivir en armonía.


El peor momento es al empezar a ser consciente de ello. Hasta ahora han luchado para cuajar pero, juntos, se han dado cuenta de que no funcionan. No hay flow. Y,por qué no hay flow? Porque son tan sumamente diferentes que llegan a ser incompatibles, porque cuando están "face to face" un gran halo de desconfianza les separa acentuando muchísimo más la minúscula distancia. Él es así, en público seco, entregado solo en los momentos de intimidad. Eso no significa que no la adore, que no se le caiga la baba con ella, que no la desee. Pero ella necesita el comportamiento contrario al que adopta él. Ella tiene miedo, ella ya no confía. Ella solo recuerda cuando él un día tuvo su corazón en mano y lo rechazó. Ella intenta olvidarlo pero está en la memoria de su alma. Porque él fue su gran amor pero también su gran desamor. Él le dejó un tatuaje en la piel: “no te entregues por amor, porque duele”. Ella no es ella misma cuando está con él, ella tiene miedo de que no le guste cómo es o sé dé cuenta de que no está a su altura. Porque las cosas buenas a ella nunca le pasan. Y como que las cosas buenas a ella nunca le pasan, tiene miedo. Mucho miedo. Y encima es consciente de que son incompatibles...


Al empezar, conocían los riesgos que conllevaba el juego. Los dos acataron las reglas. Y el juego funciona en el mundo virtual pero no en el real. A los dos les gusta jugar pero la gran diferencia es que si ella realmente se dispone a jugar abiertamente, sin tapujos, acabará haciéndose daño. Están enganchados al juego; pero éste debe pararse: aquí y ahora. Ella no debe seguir jugando por mucho que su corazón necesite esa droga. Cuando los médicos advierten la peligrosidad de una sustancia, en ocasiones, se les debe escuchar. ¿Serías capaz de comprarte un coche nuevo que eres consciente de que nunca vas a poder llegar a conducir? ¿Cómo te compras una pieza de roba que sabes perfectamente que nunca te vas a poder llegar a poner? Entonces, ¿dónde encuentra el valor una persona qué sabe qué si se abre va a acabar enamorándose y qué el otro jugador no puede llegar a sentir nunca lo mismo? No es justo, todo el mundo merece ser correspondido.

La mejor parte de la historia es cuando ambos se quitan la máscara al estar juntos. Es, sin duda, la más divertida. Cuando se desinhiben gracias al alcohol, el momento en el que todo fluye como debería… entre ambos hay tanta pasión que acaban estallando fuegos artificiales. Se anhelan el uno al otro. Se desean con sed. Se entregan sin condiciones. Se besan dejándose la piel en ello. Se aman, cada uno con sus límites, pero se aman.

La realidad es triste, gris y duele. Y ellos se queman queriéndose.

lunes, 9 de enero de 2012

Esto es un adiós...

Hoy he presenciado muchas despedidas. Hoy era un día de "adioses". En aeropuertos, en estaciones de tren, en todo rincón que observara.


Despedidas de padres a hijos, de hijos a padres, de abuelos a nietos, de nietos a abuelos… Despedidas entre grandes y fieles amigos. Despedidas cómplices de amantes. Y despedidas de otra índole.


La duración es variable: tanto puede ser un simple (aunque apasionado) “hasta mañana”, dentro de un mes, las vacaciones de Pascua, el próximo hueco en el que pueda escaparme para verte o “hasta que Dios quiera”. En ocasiones desconocemos cuando se acontecerá el siguiente encuentro, factor inquietante del asunto.


También existe un caso especial: aquellas despedidas para siempre. A veces, no es necesario determinarlo mediante palabras textuales, sientes que estás viviendo vuestro último instante juntos. Puede que ambas partes sean conscientes del hecho, o una lo ignore o que ambas vivan sin saberlo. Pero este “forever & ever” es la nota de máxima tristeza de las despedidas.


El mundo da vueltas, el mundo continúa, el mundo no para aunque la tristeza sea la que rige tu vida. Basándonos en el lema de: “Todo tiene un principio y un final” (que adopte a la edad de 15 años) debemos convivir con las despedidas.


El amor es el motor de la existencia de los humanos. Este en el momento de las despedidas se ve reflejado en muchos actos que, inconscientemente, las personas realizan una y otra vez. Hoy me he limitado a observar detenidamente toda despedida que pudiera divisar. El beso apasionado de despedida entre dos personas de media edad como si de adolescentes se tratara. Esperar a que el tren desaparezca en el horizonte o esperar en el control de seguridad del aeropuerto. Jugar con las ventanas porque, a pesar del cristal, las manos se están tocando. Muchos besos, muchos besos que viajaban por el aire y superaban obstáculos para acabar llegando a la mejilla o labios del destinatario. Rostros llenos de tristeza, miradas de melancolía.


Mañana será otro día, mañana nos despertaremos todos y la despedida deberá ser asimilada para volver a la rutina. Así que dediquémonos a esperar al mañana.