Bueno…
pues entonces os daré otro consejo: No cojáis un carrito un sábado por la tarde
en un Hipermercado al que no estáis acostumbrados y menos
habléis por teléfono mientras intentáis no chocar con la masa de clientes…
Vaya, que también los sabíais, no?
Siempre
he dado gracias a Dios porque existe la diversidad en este mundo! Considerando que es una de las grandezas
que lo hacen maravilloso. Nuestra sociedad se compone por
millones de personas y cada uno de los miembros que forman esta masa, son
personas independientes e individuales. Éstas eligen el modo de vida que quieren
vivir y, solo necesitan tener el suficiente empuje para relacionarse.
Volviendo al tema... El
sábado erré y fui a un hipermercado… Y mientras la ansiedad iba nutriéndose en
mis entrañas, extrañamente me sentí afortunada y acabé sonriendo.
Lo
que acontece en ese gran espacio comercial es maravilloso.
Podemos
divisar a la madre soltera con su hij@ dando guerra desde el carrito, la pareja
que se encuentran en la dulce espera de su retoño, el grupo de jóvenes que
organizan una fiesta, la familia entera que acude en manada (cada uno de los
cuales tiene el privilegio de poder escoger el producto estrella), el hijo que
acompaña a sus padres mayores, a los amigotes que solo piensan en el fútbol de
esta noche, algún padre que ha decidido salir de casa porque ya no aguanta más,
aquella persona que disfruta de hacer la compra, el que va vestido en chándal,
la que se ha puesto de punta en blanco para ir al Hipermercado, aquellos que se
han olvidado la lista y no recuerdan exactamente lo qué tienen que comprar… Carros
a rebosar que traen sorpresas a la hora de pagar, grandes compras que al final
se han quedado en una compra admitida en “caja rápida”. Y mil situaciones más que faltan por descubrir!
Todos y cada uno de
ellos, son parte de la masa. Pero esta masa, comparte un lugar y una situación
en el mismo instante. A la hora de hacer la compra se toman decisiones
cruciales (el producto A no está… me gustará el B?; C es más bárato que D,
probemos C!...), nacen competiciones (para ver en qué caja será más rápido pagar,
conseguir la última unidad de un producto…), se producen encuentros fortuitos
entre conocidos, amigos o familiares… Una gran fuente de actividades se llevan
a cabo.
También
se aprecian todo tipo de personas, todo tipo de agrupaciones, todo tipo de
religiones, todo tipo de compras, todo tipo de interacciones… En definitiva, se
aprecia cuán diversa es nuestra sociedad y cuánto ha evolucionado. Y, al fin y
al cabo, nace ese sentimiento de orgullo por ser parte de la masa.
Por
tanto, os invito a qué, un sábado que no tengáis que hacer la compra, un sábado
en el cual estéis aburridos, un sábado que estéis receptivos y sintáis
curiosidad por ver la vida de otro color… vayáis a un Hipermercado y, simple y
llanamente, disfrutéis de la fauna que nos compone. Deteneros y observad.
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