Sabes? Aquí atardece pronto. De hecho, los atardeceres son
abrumadores y, si tienes un segundo para detenerte a observarlo, te deja
anonada. El contraste de colores, esas nubes altas que van moviéndose y el
cielo teñido de un rosa anaranjado que te envuelve y te hace soñar mientras vas
caminando. Y, de repente, por ese gran cuadro se divisan bandas de pájaros que
emigran para no padecer alguna enfermedad a causa del frío. Los tejados tienen
un ángulo bastante agudo y suelen ser edificios con mucho encanto. Algunos
restos del comunismo que estuvo reinando aquí hace menos tiempo del que
creemos. Ciertamente esos edificios no tienen mucha belleza por sí mismos pero
lo que los hace especiales es que forman parte de la historia, todo lo que
aquellas paredes callan y, al final, no sabes como acabas por pensar que “no
son tan feos…”.
La vida es un poco diferente en estos
lares. El frío es una realidad inevitable. Darte cuenta de que un día caluroso
aquí es cuando se llega a los 7º. Vestirte para soportar los -2º y luego
verificar que el mercurio sólo marca 0º es un gran alivio. ¿He dicho alivio,
verdad? Pero a pesar del frío, intentas ser productivo en tu día a día.
No puedo olvidarme del “multicultural
problem”. Encontrarse totalmente perdida en medio de un supermercado porqué no
sabes exactamente de qué producto se trata, hacer malabares para comunicarse
mezclando tres idiomas a la vez y, por supuesto, no olvidemos el lenguaje
universal de los signos, que muchísimas veces te salvan la vida. No llegar a
comprender el porqué de muchas acciones es parte de la gracia de este juego.
Los alemanes al saludar dan la mano, los españoles dos besos. Algo tan sencillo
como el conocimiento de este saludo te ahorra alguna que otra situación
embarazosa. Esa es solo la introducción de las diferencias existentes entre
nosotros. Pero lo maravilloso de todo es que, al fin y al cabo, acabas saliendo
con éxito de tu andadura lingüística.
Algo profundamente maravilloso es la
gran diversidad lingüística. La magia que se siente al estar en una habitación
de 12 metros cuadrados y que las paredes capten más de cuatro idiomas a la vez,
es abrumador. La grandeza lingüística es anonadante. En algunas ocasiones puede
resultar una barrera pero aquí todos la saltamos para acabar creando grandes
amistades. Grandes amistades, grandes amistades con diferentes lugares de
procedencia. Apasionante descubrir nuevas costumbres, comidas y detalles.
Descubrir que no importa de dónde vengas, todos acabamos disfrutando de los
mismos pequeños placeres de la vida. Aprender el significado de sus hábitos que
tienen la misma grandeza que los tuyos. Tejer grandes amistades en un tiempo
récord porque, al fin y al cabo, aquí solo nos tenemos los unos a los otros
habiendo dejado una vida en stand-by.
Pagar el agua mineral sin gas a precio
de oro, es otra de las curiosidades de este país. Lo más curioso de todo es que
el agua que sale de los grifos de cada casa tiene un sabor exquisito, no es
necesario comprar agua embotellada. Aún así, cuando estás en un restaurante siempre
será mejor que pidas una cerveza que será cien veces más barata.
La comida no es mediterránea, todo lo
contrario, nada en un mar de salsas. Salsas de todos los colores, rebozados de
todas las variedades, yogures de todos los sabores… Curiosamente aquí se come
con la vista. El aspecto de las galletas y los pasteles son cautivadores pero…
al primer mordisco ya notas cuán sabor les falta…
La confianza en el consumidor es
inmensa. El transporte público no tiene barreras de acceso de ningún tipo. Es
la propia conciencia del usuario quién deberá pagar el ticket y, aquí, esto
juega un papel fundamental.
La navidad es algo mágico en estos
lares. Disfrutan con cada pequeño detalle navideño. El espíritu navideño invade
sus calles y a todos sus habitantes. Los mercados navideños invitan a pasear
entre un mar de luces, olores que abren el estómago y la sed (el amado Glüwein
que calienta el alma) y norias que tiñen de colores las ciudades. ¡Contagian
Weihnachten!
Estar rodeada de gente las 24 horas.
Aún así saber encontrar el momento de soledad preciso y necesario. Vamos
creciendo. Lo acontecido hace una semana se nos antoja realmente eterno y
pasado…Aquí el tiempo se expira rápidamente. Tener la frustración de no poder
pararlo y ansiar saborearlo un poco más…
Magdeburg, espérame porque esto sólo ha
sido la primera parte.
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